No todas las infraestructuras se crean de la misma manera: definición de esencial o "Core"

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Introducción

A medida que han crecido las asignaciones a las infraestructuras, muchos inversores se han familiarizado con las etiquetas que se utilizan para describir estas inversiones, como “core”, “core plus” y “valor añadido”.

Sin embargo, a diferencia de otras clases de activos del mercado privado, como el inmobiliario, donde existe un consenso sobre las clasificaciones de estos perfiles de riesgo, las distintas categorías de infraestructuras son menos precisas, y a menudo se encuentran diferencias significativas en la forma de utilizar estas etiquetas.

Como clase de activos, las infraestructuras han demostrado su resistencia a lo largo de los ciclos del mercado. Sin embargo, los periodos de volatilidad del mercado han puesto de manifiesto cómo estos perfiles de riesgo pueden ser engañosos, y han servido para recordar que no todas las infraestructuras son iguales. La estabilidad del flujo de caja y el rendimiento de algunos activos clasificados bajo la misma etiqueta de perfil de riesgo han variado durante los períodos de volatilidad del mercado. Y, dependiendo de la magnitud y la naturaleza de la variabilidad, el valor también puede haberse visto afectado.

Hoy en día, muchos gestores de infraestructuras describen sus estrategias de inversión como “core”, pero los objetivos de rentabilidad bruta que declaran pueden oscilar entre menos del 8 % y más del 15 %. Evidentemente, no todas pueden tener la misma definición de "core".

Los inversores, por tanto, no deben confiar en estas etiquetas y asumir que la definición de "core" de una estrategia es la misma que la de otra. En su lugar, deben profundizar para comprender realmente el perfil de riesgo subyacente de una estrategia concreta (Ver la figura 1). Esto es especialmente relevante en el actual entorno de tipos de interés bajos, en el que algunos inversores institucionales han cambiado las asignaciones de la renta fija a la infraestructura "core".

Brookfield invierte en todo el espectro de riesgo de las infraestructuras, y define las inversiones "core" como inversiones en activos esenciales de bajo riesgo con una visibilidad de los flujos de caja a largo plazo. También incluye atributos específicos que hacen que las inversiones sean resilientes en la mayoría de los entornos económicos y deberían producir rendimientos ajustados al riesgo.

Figura 1: ¿Qué hay detrás de un nombre?

Figure 1: What’s in a Name?

El universo de las infraestructuras

Los activos de infraestructuras son las redes y sistemas que proporcionan servicios esenciales, facilitan la actividad económica y permiten el movimiento o el almacenamiento de bienes, agua, energía, datos y personas.

Incluyen, entre otros, servicios públicos (redes eléctricas, de gas y de agua), activos de energía renovable (generación hidroeléctrica, eólica y solar), activos de transporte (puertos marítimos, aeropuertos, autopistas de peaje y ferrocarriles), redes intermedias (oleoductos, procesamiento y almacenamiento), infraestructura de datos (torres de telecomunicaciones, centros de datos y fibra) e infraestructura social (hospitales, escuelas e instalaciones públicas).

Estos activos presentan características clave similares. Son intensivos en capital con altas barreras de entrada, tienen una baja elasticidad de la demanda, tienen una vida útil y operativa larga, y generan flujos de caja relativamente estables a largo plazo.

A pesar de que en apariencia son similares, prácticamente no hay dos activos de infraestructuras iguales. Se extienden por todo el mundo, abarcan muchos sectores diferentes, se encuentran en distintas fases del ciclo de vida de los proyectos y varían mucho en cuanto a marcos de ingresos, perfiles de flujo de caja y perfiles de riesgo.

Definir el perfil de riesgo

Lo que distingue a las inversiones en infraestructuras "core" es su menor perfil de riesgo en relación con otras inversiones en infraestructuras. Para las inversiones en infraestructuras "core", los inversores deben buscar activos esenciales con atributos específicos que, en nuestra opinión, hacen que una inversión en infraestructuras "core" sea más resiliente en cualquier entorno económico (Ver la figura 2).

Figura 2: Atributos de riesgo de un activo de infraestructura

Figure 2: Risk Attributes of an Infrastructure Asset
Entre las características principales encontramos las siguientes:

Servicios o bienes esenciales
Desempeña un papel crucial en la economía en una industria con altas barreras de entrada.

Vida útil larga
Tiene una larga vida productiva bajo propiedad perpetua o con acuerdos de concesión a largo plazo.

Países de menor riesgo
Principalmente en mercados desarrollados, como Norteamérica, Europa Occidental y Australia.

Rendimiento actual
Tiene unos márgenes de explotación sostenibles y elevados que respaldan la mayor parte de los rendimientos actuales.

Perfil de flujo de caja estable
Tiene ingresos predecibles respaldados por marcos regulatorios o contratos a largo plazo que mitigan el riesgo de precio o volumen con contrapartes altamente solventes.

Incluye ajustes por inflación directos o indirectos, o crecimiento implícito.

Madurez operativa
Tiene un historial operativo establecido con menos complejidades operativas inherentes y activos con características altamente generadoras de efectivo que proporcionan una mayor visibilidad de los ingresos.

Estabilidad de la estructura de capital
Es un negocio con una capitalización conservadora, con financiación sin recurso y métricas crediticias de grado de inversión.

Los beneficios de la cartera de la infraestructura "core"

Los activos de infraestructuras "core" tienden a ser resilientes, con un rendimiento constante en todos los puntos de un ciclo económico. Esto es cierto en épocas de bonanza, pero es más evidente en épocas de perturbación del mercado.
Portfolio Benefits of Core Infrastructure_ESP

¿Cuáles son los principales riesgos?

Dadas las características de las inversiones en infraestructuras "core", dos riesgos clave son el riesgo regulatorio (para los activos regulados) y el riesgo de la contraparte (para los componentes contratados a largo plazo).

Para mitigar estos riesgos en el aspecto regulatorio, los inversores pueden buscar un historial de un entorno de regulación estable y transparente que fomente la actividad económica. En cuanto al riesgo de la contraparte, buscar contrapartes altamente solventes puede ayudar a garantizar una mayor probabilidad de que se cumplan los contratos. Centrarse en países de menor riesgo que tengan un estado de derecho establecido desde hace tiempo es otra forma de mitigar potencialmente el riesgo de la contraparte.

Estos son factores importantes para mitigar porque actúan como la primera línea de defensa. Sin embargo, en última instancia, la protección es la naturaleza esencial del propio activo de infraestructura. Los activos "core" de bajo riesgo son piezas cruciales de la infraestructura que sencillamente no pueden apagarse sin una alternativa que funcione. Esto significa que, independientemente de lo que pueda ocurrir a cualquier consumidor individual de la cadena de suministro, otros participantes del mercado deben intervenir y utilizar la infraestructura para que la economía siga funcionando.

A diferencia de otros activos de infraestructuras, los activos de infraestructuras "core" suelen tener una exposición limitada o nula al PIB, al precio y al volumen de las materias primas.

Una inversión fundamental a largo plazo

La demanda de infraestructuras "core" de menor riesgo sigue siendo muy fuerte, ya que los inversores consideran que las características de estas inversiones ofrecen varias ventajas para la cartera, una buena adecuación a sus obligaciones y el potencial de ofrecer una atractiva rentabilidad ajustada al riesgo.

Los gobiernos y las empresas siguen buscando soluciones del sector privado para las cargas de endeudamiento cada vez mayores a medida que los costes de los préstamos se normalizan desde sus mínimos históricos. Muchos operadores tradicionales de servicios públicos y telecomunicaciones, por ejemplo, están invitando a los inversores institucionales a invertir junto a ellos en activos altamente contratados o regulados. Utilizan los ingresos para satisfacer las necesidades de capital, como la reinversión en activos operativos más antiguos o para ayudarles a cumplir los objetivos de descarbonización. En todo el universo de las infraestructuras, esperamos que los operadores tradicionales busquen asociarse con gestores de inversiones que puedan aportar capital y experiencia operativa para alcanzar sus objetivos. Todo esto significa que las infraestructuras "core" pueden ser una inversión fundamental en las carteras durante muchos años.

A la hora de considerar una asignación a una estrategia de infraestructuras "core", creemos que los inversores deberían tratar de identificar gestores de inversión que utilicen una definición de infraestructuras "core" que sea coherente con sus objetivos de riesgo y rentabilidad. Estos gestores deberían tener experiencia operativa en una variedad de subsectores y regiones con un conocimiento profundo de los diversos marcos normativos, ya que creemos que esto les ayudará a asegurar y gestionar posteriormente estos activos. Una estrategia de infraestructura "core" de menor riesgo debería ofrecer un rendimiento de caja constante con una atractiva rentabilidad ajustada al riesgo, independientemente de los ciclos económicos.

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