Inversión en infraestructuras: ¿por qué ahora?

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Introducción

En el ámbito de las infraestructuras, una confluencia de tendencias (algunas en las que los inversores se han centrado durante años, otras más recientes) debería ser capaz de continuar generando oportunidades de inversión en activos de alta calidad. 

Los recientes acontecimientos incluyen una oportunidad de inversión masiva en datos, el esfuerzo global hacia la descarbonización y la caída del sector midstream debido a preocupaciones relacionadas con factores ASG. Esto se produce en medio de tendencias a más largo plazo, como el envejecimiento de las infraestructuras de los servicios públicos, que precisan de importantes inversiones de capital, y la búsqueda por parte de los gobiernos de todo el mundo de soluciones a su creciente deuda.

En Brookfield, nos centramos en los activos de infraestructura que constituyen la columna vertebral de los servicios esenciales que sustentan actividades económicas y sociales básicas. Algunos ejemplos destacados son los sistemas de transmisión y distribución de electricidad, la distribución de agua, los sistemas midstream, los puertos, ferrocarriles y carreteras y las redes de comunicaciones y datos.

Dada su naturaleza esencial, estos activos suelen ofrecer a los inversores flujos de caja seguros y estables, seguridad ante las devaluaciones, diversificación con respecto a otras clases de activos, protección contra la inflación y una adecuación a largo plazo de los pasivos. Al centrarse en los activos operativos básicos, una estrategia de infraestructuras debería ser capaz de resistir en la mayoría de los entornos económicos. Si bien creemos que las infraestructuras pueden ser atractivas para los inversores en diversas condiciones de mercado, la situación actual parece presentar una gran cantidad de oportunidades. 

El 70 % de los sistemas de transmisión y distribución de electricidad se encuentran en la segunda mitad de su vida útil

El envejecimiento de los servicios públicos y el aumento del déficit de financiación

Seguimos constatando que los operadores tradicionales de activos en el sector de los servicios públicos buscan fuentes de financiación alternativas. Sus necesidades de financiación son significativas, ya que pretenden sustituir los activos operativos más antiguos y abordar los objetivos de descarbonización. 

El estado de la red eléctrica estadounidense pone de manifiesto el envejecimiento de las infraestructuras en general. Según el informe sobre infraestructuras de 2021 de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles, el 70 % de los sistemas de transmisión y distribución de electricidad se encuentran en la segunda mitad de su vida útil.1 Como consecuencia, Estados Unidos está sufriendo numerosos cortes que afectan a una gran cantidad de usuarios en todo el país (véase la figura 1). En Estados Unidos, muchos operadores de servicios básicos siguen siendo de titularidad pública y de gestión federal, estatal o municipal. 

Estos retos llegan en un momento en el que las economías desarrolladas de todo el mundo han asumido niveles de endeudamiento históricamente elevados, una tendencia muy anterior a la pandemia y al estancamiento económico mundial asociado a ella. La mala situación demográfica (con una población cada vez más reducida y envejecida), la ampliación de los programas de ayuda social y un largo periodo de tipos de interés bajos han propiciado el endeudamiento, lo que ha provocado déficits públicos sin precedentes en Estados Unidos y en muchos países de la Unión Europea (véase la figura 2).

Figura 1: Los Estados Unidos se enfrentan a numerosos cortes de electricidad

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Fuente: 2017 Eaton Blackout Tracker.

Figura 2: Los gobiernos se enfrentan a crecientes déficits presupuestarios

Déficit público (billones de dólares)

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Fuentes: Departamento del Tesoro de EE. UU., Oficina Presupuestaria del Congreso, Fondo Monetario Internacional, base de datos de la publicación Perspectivas de la Economía Mundial, octubre de 2020.

La pandemia, así como la presión que ha ejercido sobre las arcas públicas, ha hecho que esta situación sea aún más urgente.

Muchos operadores tradicionales de activos en el sector de las infraestructuras deben hacer frente a un gran déficit de financiación para mantener sus sistemas. A modo de ejemplo, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles estima que el déficit total de financiación acumulado en Estados Unidos será de 2,5 billones de dólares entre 2020 y 2029 (véase la figura 3).

Los gobiernos pueden abordar este reto de tres formas principales. Pueden aumentar los impuestos, pero aún así hay un límite a la cantidad de ingresos que pueden llegar a conseguir. También pueden recurrir al sector privado para que les preste servicios, o pueden vender activos y utilizar los ingresos para ayudar a sanear los balances. Como inversores privados, confiamos en que las dos últimas opciones creen numerosas oportunidades para quienes tengan experiencia operativa y acceso a capital flexible a gran escala.

Figura 3: Las infraestructuras de Estados Unidos requerirán más de 2,5 billones de dólares de inversión entre 2020 y 2029

(Todos los valores en miles de millones de dólares)

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Fuente: Informe de Infraestructuras 2021, Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles.

Se calcula que el déficit de financiación total acumulado de Estados Unidos será de 2,5 billones de dólares entre los años 2020 y 2029

Las redes de datos necesitan una actualización masiva

La demanda de datos ha crecido rápidamente, más rápido que cualquier otro producto, tanto en los mercados desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, y este crecimiento no muestra signos de estancamiento. 

Muchos de estos datos siguen siendo transmitidos globalmente a través de una red obsoleta. Aunque el sector de las telecomunicaciones ha experimentado una enorme transformación de su infraestructura de cableado de cobre hacia la fibra óptica, ese cambio aún debe alcanzar su última etapa: la puerta del usuario final, ya sea una oficina, un local comercial o una residencia. Alcanzar el punto en el que la industria sea capaz de satisfacer las crecientes demandas de capacidad y velocidad implicará una cantidad significativa de inversiones.

Además, a medida que el mundo avanza hacia la implantación de la 5G, serán imprescindibles muchas más torres de comunicaciones móviles y centros de datos. Asimismo, las empresas de telecomunicaciones están vendiendo participaciones en activos maduros a inversores especializados en infraestructuras para financiar proyectos de expansión. Estos tipos de acuerdos permiten a las empresas de telecomunicaciones asegurarse el acceso a largo plazo con operadores terceros experimentados, al tiempo que proporcionan a estos operadores flujos de caja estables a largo plazo. 

Prevemos que, solo en los próximos cinco años, será necesario invertir al menos un billón de dólares para modernizar la infraestructura de datos en todo el mundo (véase la figura 4), un esfuerzo enorme. 

Figura 4: La 5G contribuirá a impulsar una inversión de 1,1 billones de dólares en las redes globales en los próximos cinco años

Capex 2020–25

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Fuente: GSMA.

Un impulso global hacia la descarbonización

El esfuerzo mundial por frenar el cambio climático supone también una gran oportunidad de mercado en el sector de las energías renovables.

El consenso mundial es que hay que reducir las emisiones de carbono en todos los ámbitos de la actividad humana. Los gobiernos siguen comprometiéndose con objetivos de descarbonización, mientras que el sector privado ha decidido fijar voluntariamente sus propios objetivos. 

La buena noticia es que el coste de las energías renovables, sobre todo la solar y la eólica, ha descendido drásticamente en los últimos años (véase la figura 5). Estamos en un punto en el que ya es posible realizar una inversión rentable en energías renovables sin la intervención del gobierno. 

Goldman Sachs estima que se necesitarán hasta 16 billones de dólares de inversión total hasta el año 2030 para limitar el calentamiento global a 2 °C.2 Ante la magnitud de estas iniciativas de descarbonización, creemos que surgirán importantes oportunidades para los inversores que cuenten con conocimientos y experiencia en el sector de las energías limpias. A medida que el sector de las energías renovables siga madurando y atrayendo capital privado, creemos que también aparecerán numerosas oportunidades para adquirir activos renovables operativos capaces de generar flujos de caja.

Figura 5: Las energías eólica y solar son actualmente las fuentes más baratas de generación a gran escala

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Fuente: Bloomberg New Energy Finance.

Se necesitarán hasta 16 billones de dólares de inversión total de aquí a 2030 para limitar el calentamiento global a 2 °C

Oportunidades contrapuestas en los sectores del midstream y el transporte

Ante el ímpetu de la transición mundial hacia las cero emisiones netas y la consiguiente transformación del mix de energía necesario, los actores del mercado han perdido interés en los activos energéticos del midstream.

Sin embargo, dado que el proceso de conversión efectiva a una plataforma renovable y sostenible seguirá requiriendo el uso de los activos del midstream en los próximos años, los combustibles fósiles seguirán siendo una parte importante del mix de energía en el futuro inmediato (véase la figura 6). Estos contribuyen a promover el crecimiento de las alternativas energéticas con bajas emisiones de carbono, como la eólica y la solar. 

Figura 6: El gas natural seguirá desempeñando un papel importante en la generación de electricidad

El gas natural seguirá desempeñando un papel importante en la generación de electricidad

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Estimación de la generación de electricidad por fuente tecnológica en 2025

Sin embargo, en lo que respecta a las emisiones de carbono, no todos los combustibles fósiles son iguales. El gas natural produce mucha menos contaminación y emisiones de carbono que el carbón y puede ser un buen complemento para un sistema energético renovable en crecimiento. El gas es fácil de almacenar y, si no sopla el viento o no brilla el sol, se puede activar rápidamente, lo que es esencial para evitar las caídas de tensión y los apagones. 

El gas natural está expuesto a la volatilidad de los precios y eso provoca que los inversores lo miren con recelo. Para evitar dicha volatilidad, los inversores pueden centrarse en activos altamente defensivos, contractuales y estables, como los gasoductos midstream o las instalaciones de licuefacción y regasificación del gas natural líquido. La volatilidad también puede ofrecer oportunidades a los inversores privados que deseen acceder al sector desde una perspectiva más atractiva. Aunque estos activos pueden tener una vida limitada, creemos que desempeñarán un papel crucial en la transición hacia las cero emisiones netas durante las próximas décadas y podrían brindar una atractiva oportunidad de inversión. Las redes de transporte de gas también pueden contribuir al auge del hidrógeno verde y a la retención de carbono en el futuro.

Por otra parte, la pandemia ha provocado un clima de incertidumbre sin precedentes en el sector del transporte. Las restricciones a la libertad de circulación se tradujeron en un menor volumen de pasajeros y mercancías en los aeropuertos y puertos, así como en las carreteras. Es comprensible que los inversores se hayan alejado de esta clase de activos en medio de las dudas sobre cuándo volverá la demanda a los niveles anteriores a la pandemia. Dado que el programa de vacunación sigue siendo incipiente en muchos países, el panorama mundial de este sector no está nada claro.

Sin embargo, como propietario y operador de puertos y autopistas de peaje, Brookfield ha constatado de primera mano que estos activos pueden funcionar bien durante periodos de perturbación si se establecen los acuerdos contractuales pertinentes. Y, dado el sentimiento negativo que rodea a esta clase de activos, creemos que podrían suponer una buena oportunidad para adquirir activos de alta calidad a precios atractivos.

Una mirada al futuro

A medida que una gran parte del mundo continúa recuperándose de la pandemia de la COVID-19 y las economías se reabren y se expanden, la inflación pasa a ser un elemento central. En consecuencia, los administradores de infraestructuras con un horizonte de inversión a largo plazo deben poner un gran énfasis en garantizar que los flujos de caja tengan una protección contra la inflación, ya sea directa o indirecta. 

Para los administradores que comprendan estos riesgos y puedan estructurar mecanismos de protección para mitigarlos, el actual contexto económico podría crear un entorno favorable para respaldar el sólido rendimiento continuado de los activos de infraestructuras de alta calidad y favorecer nuevas oportunidades de inversión.

A pesar de seguir aumentando la competencia por los activos de infraestructuras en todo el mundo, los administradores que sigan siendo rigurosos en el despliegue de capital y que cuenten con los recursos y la envergadura necesarios, la concienciación en materia ASG y una sólida capacidad operativa y de aprovisionamiento, deberían estar bien posicionados para aprovechar las atractivas oportunidades de inversión en infraestructuras que se presenten en el futuro.

Notas finales:

1. Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles, «2021 Report Card for America's Infrastructure», 2021. 
2. Investigación sobre valores de Goldman Sachs, «Carbonomics: The Green Engine of Economic Recovery», junio de 2020. 

Declaración

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